Enfermedades degenerativas (la cura es posible)

El verbo “degenerar” significa perder algunas cualidades peculiares de la propia raza. De allí que vienen llamadas enfermedades degenerativas crónicas aquellas afecciones en las cuales, sin una causa aparente, se verifican, a nivel de determinados órganos o tejidos, lesiones tales de perjudicar su normal funcionamiento. En ausencia de curas apropiadas, progresan inexorablemente. Pueden manifestarse en edad avanzada o ser congénitas.


Hoy cada uno de nosotros es portador de enfermedades degenerativas con consecuencias a veces benignas, funcionales, fácilmente corregibles y poco fastidiosas (como por ejemplo las caries dentales, las varices, el eccema, la urticaria, etc.). A veces en cambio los efectos son mucho mas graves y pueden causar la invalidez o incluso la muerte.

La función del médico es entonces la de curar tales afecciones. En los casos mas graves, estas resultan difíciles de corregir y permiten solo el uso de remedios no resolutivos justamente porque la causa desencadenante es desconocida, o bien porque ella es de naturaleza congénita, si no directamente hereditaria. En ciertos casos, con el pasar del tiempo, cesa el efecto benéfico de los varios remedios utilizados y el enfermo empeora. Esto es debido esencialmente al hecho que el uso de paliativos ha atenuados los síntomas de la enfermedad, pero sin incidir sobre la causa que la ha provocado.

El grave empeoramiento del estado de nuestra salud, debido a las enfermedades degenerativas, es un fenómeno más bien reciente que se retrotrae al siglo pasado y solo después de la Segunda Guerra Mundial ha sufrido una improvista aceleración. El dato mas desconcertante de este fenómeno relativo a los países industrializados es por cierto su difusión. Se puede afirmar que hoy estamos todos contagiados, independientemente de nuestra clase social. Lo está el campesino y quien vive en ciudad, el obrero o el gerente de banco. Por eso resulta obvio que la cusa se busque en un conjunto de factores que actúan independientemente del ambiente en el cual se vive (en el campo o la ciudad) o se trabaja (profesión sedentaria o no). Otro motivo al cual a menudo se hace referencia es el de la contaminación atmosférica y las modificaciones ambientales a ello ligadas, pero no se dice que esto está presente sobre el territorio en modo no homogéneo; vale decir que es más elevado en las zonas industrializadas, mientras que es menos intenso en zonas rurales. En cambio el único tipo de modificación que golpea a todos en modo indiscriminado, sin tomar en consideración alguna valuaciones sociales o ambientales, es la alteración de nuestros hábitos alimentarios. Es entonces legítimo preguntarse si no hay una relación causa/ efecto entre nuestra alimentación actual y la reciente (cuanto preocupante) evolución de nuestra salud de los últimos 100/150 años.

Es entonces un deber preguntarse si todos nosotros, inconscientemente, hemos modificado algo esencial de la alimentación, causando un empeoramiento en el estado de nuestra salud. En otras palabras, se ha verificado una fractura, una interrupción en la transmisión de las tradiciones alimentarias que se han transmitido a través de los siglos ¿Será posible invertir la ruta?

El hombre moderno esta seguro de nutrirse en modo "normal". No pierde tiempo en hacerse preguntas sobre la calidad de lo que come; esta siempre apurado, come entonces velozmente, conformándose con alimentos ya prontos o fáciles de preparar. Por ello no tiene particulares exigencias en materia de alimentación. A menudo esta obligado a comer en el trabajo y cuando tiene ocasión lo hace en restaurantes. Haciendo esto no esta por cierto informado sobre la calidad y sobre la preparación del alimento que ingiere.

La historia enseña que los habitantes de las grandes ciudades "muy bien nutridos"han sufrido una involución, sus familias se han extinguido y han sido sustituidas por familias de campesinos habituados a una alimentación mucho más frugal. Lamentablemente hoy, y esta bien subrayarlo, la gente de campo, que por mucho tiempo había estado considerada el emblema de la salud de los pueblos, esta afectada también ella por las enfermedades degenerativas, como las demás clases sociales. El campesino, habituado a trabajos pesados, cree que la carne y las grasas le dan más energía. Por ello sigue una alimentación mucho más rica que antaño, pero su salud se ha resentido. Ahora ya no existen más categorías privilegiadas y así asistimos a la degeneración de la raza humana.

La presencia de las industrias alimenticias y el mejoramiento del tenor de vida han alejado peligrosamente al hombre de la naturaleza y no obstante su gran capacidad de adaptación, no está en condiciones de soportar la cantidad de errores cometidos que, siendo incompatibles con la buena salud, le impiden toda posibilidad de vivir en modo equilibrado y feliz.

TERAPIA DE BASE EN LAS ENFERMEDADES DEGENERATIVAS CRÓNICAS (ENFERMEDADES DEL SISTEMA INMUNITARIO)

Años atrás quedé impresionada por la posibilidad que el cáncer, la esclerosis múltiple y la poliarteritis crónica evolutiva o reumatoide, tuvieran algo en común, considerando el hecho que numerosos pacientes afectados de una de estas tres enfermedades venían a hacerse visitar por mí. Seguidamente pude concluir que este parentesco existe para casi todas las enfermedades degenerativas y por eso el mismo tipo de cura por mi adoptada, resulta beneficiosa para todas.

La causa desencadenante reside en un mal funcionamiento del sistema inmunitario. Por eso, independientemente del modo diverso de manifestarse, es necesario eliminar lo más rápidamente posible el factor esencial de la enfermedad, que a mí entender esta representado por una intoxicación o infección de origen intestinal. En una segunda instancia, reequilibrando la alimentación con un abundante aporte de vitaminas farmacéuticas y corrigiendo eventuales carencias de minerales (hierro, calcio, magnesio), se eliminan las carencias de las cuales sufre el enfermo, dándole la posibilidad de defenderse.

Se trate de una enfermedad grave o si el enfermo atraviesa una fase aguda del mal, inicio la cura sometiendo al sujeto a un ayuno parcial de duración variable (de uno a tres días), a base de jugos de fruta y verdura y luego de fruta cruda. Durante 10/15 días practico clísteres (enemas) de 1,5 litros cada noche, seguidos por instilaciones rectales de 60 mililitros (4 cucharadas de sopa) de aceite tibio de girasol exprimido en frío (que deben retenerse durante toda la noche). A menudo el organismo del enfermo está tan carente de vitamina F (presente al 50% en el aceite suministrado) que este último es absorbido por completo durante la noche. Después de una decena de días practico un clister dos veces a la semana, luego una sola vez, en función al beneficio que recava el enfermo, y al final lo suprimo totalmente, salvo recaídas improvisas.

Después del breve período de ayuno parcial, que permite al enfermo de reducir y normalizar rápidamente la flora intestinal, introduzco -y esto para siempre- las necesarias correcciones en su alimentación, siguiendo los principios expuestos en este libro. En los casos más graves se ha revelado muy útil una suministración acelerada de vitamina F, inyectada por vía intramuscular profunda, por un total de una decena de inyecciones dos veces a la semana o a veces mas. Esta cantidad de vitamina F es seguidamente asegurada por el consumo de aceites alimenticios exprimidos en frío, cuya porcentual de ácidos grasos poliinsaturados biológicamente activos alcanza y supera el 50%, excepción hecha del aceite de oliva, que tiene un bajo tenor de vitamina F y que por ello no se presta a este tipo de terapia. Cuando es necesario, sugiero el uso moderado y temporáneo de fármacos clásicos, como la ACHT (hormona corticotropa), cortisona, etc.

A los enfermos afectados por esclerosis múltiple o poliarteritis, les prescribo además inyecciones dos veces a la semana por vía endovenosa de bromuro de calcio, de vitamina C y complejo B, de mantener hasta la estabilización de la enfermedad. A los enfermos de cáncer reservo un preparado vitamínico análogo, pero con una cantidad de vitamina B1 diez veces inferior y con un complemento de metionina (un aminoácido de elevado poder desintoxicante) que aumenta la tolerancia a las radiaciones y a los antimicóticos.

Por vía oral prescribo la suministración regular de al menos un gramo de vitamina C; a los enfermos de cáncer un complejo vitamínico con agregado de extracto de hígado y páncreas; a los otros enfermos las vitaminas A, E y complejo B; a los poliarteríticos 15 mg de vitamina DZ, una o dos veces al mes. A todos aconsejo un complemento de magnesio.

Inspirándome en la investigaciones de Erik Rucka, enseño a mis pacientes a controlar el pH de la orina usando la específica tira detectora. En caso de hiperacidez constante (pH igual o inferior a 5,5) enseño a intervenir para regular el pH a 7- 7,5 asumiendo citratos. Yo misma, en total acuerdo con el mismo Rucka, he podido constatar que en caso de enfermedad crónica grave, el organismo presenta una hiperacidez extremadamente nefasta que aumenta los dolores de los enfermos reumáticos y de los enfermos de cáncer, creando una difusa sensación de postración y acelerando el transcurso de la enfermedad.

El pH sanguíneo venoso normal es 7,4. En presencia de sobreproducción de ácidos metabólicos, el organismo trata de neutralizarlos recurriendo al sistema tampón NaCl, proteínas del tejido conectivo o apatiítas del tejido óseo. El cloro se liga a las proteínas o a las apatiítas y libera la base fuerte Na, que puede ligarse a los ácidos orgánicos débiles, facilitando la secreción renal. La presencia en la sangre de sales formadas por una base fuerte (Na) y de un ácido débil, convierte el pH de la sangre en demasiado alcalino. Esta desviación alcalina, consecuencia de un exceso de ácidos será corregida, aunque aparentemente esto parezca paradójico, no tanto por un aporte ácido sino mas bien de citratos alcalinos.

Naturalmente adopto también otras formas de intervención sobre el enfermo, en función al estado de la enfermedad. Es importante, por ejemplo, dosificar el hierro sérico y corregir el nivel si es bajo (con un aporte de hierro unido a veces al cobre) o intervenir con una serie de transfusiones. En el caso de poliarteritis crónica evolutiva, prescribo vacunas elegidas y dosificadas con mucha atención que, a mi entender, representan el método mejor para estabilizar un gran número de afecciones reumáticas, aunque si la duración de la cura puede ser muy larga (meses o también años).

Es un hecho que la intervención más importante, y no me canso de reiterarlo, tiene que ver con la normalización de la alimentación, que deberá tener un carácter definitivo para evitar recaídas. En lo que respecta a los fármacos paliativos comúnmente en uso, aunque si los considero del todo insuficientes, pienso que son de todos modos preciosos .al inicio de la enfermedad, al menos hasta que esta no se haya estabilizado.

¿Como es posible que una terapia aplicada en modo casi idéntico a dos patologías distintas pueda determinar la detención de la enfermedad o incluso la cura, aunque si los síntomas son del todo distintos y los males tienen nombres diversos? Estas enfermedades degenerativas deben entonces tener un factor común que las desencadena. El método que uso para combatirlas, ¿será entonces el que actúa justamente sobre este factor desencadenante? Si son consideradas todas juntas, se arriba a la conclusión que la mayor parte está provocada por disfunciones inmunológicas. Un buen funcionamiento del sistema inmunitario es sinónimo de salud y el equilibrio inmunitario depende de tres factores esenciales:

1) En primer lugar el correcto funcionamiento de las células predispuestas a ejecutar tal tarea y que se encuentran en la sangre, en la médula ósea y en distintos órganos linfáticos como el bazo, los ganglios linfáticos, las placas de Peyer, etc. Es necesario que funcionen en modo correcto sea los linfocitos B productores de gammaglobulina (que son anticuerpos circulantes), sea los linfocitos T, macrófagos, polinucleares, etc., encargados de la defensa del organismo. La medicina oficial recurre a diversas vacunas para estimular estas funciones (recientemente han sido obtenidos a través de manipulación genética, moduladores inmunitarios llamados linfoquines, interleuquines, etc.).

2) El equilibrio del sistema inmunitario no depende solamente de la posibilidad de defensa del organismo, sino también de la intensidad del ataque de los agentes patógenos. Si este resulta particularmente intenso, repetido o prolongado, es claro que la capacidad de defensa será trastornada. De todos modos, la primera defensa contra un ataque proveniente del exterior esta condicionada por la impermeabilidad de nuestros tejidos de revestimiento.

3) Finalmente la posibilidad de defensa depende de la presencia en la membrana de cada célula de los reguladores hormonales celulares, es decir de la PGE 1 (que llamaré "prostaglandinas de paz") y la PGE 2 (o "prostaglandina de guerra"). Esta última aparece cuando el organismo es atacado y desencadena mecanismos de defensa, que a su vez deben ser piloteados y controlados para actuar en modo correcto, y de esto se ocupa la PGE 1.

Podemos entonces subdividir en más grupos el conjunto de las enfermedades en las cuales hemos obtenido notables resultados para el enfermo, justamente en función de su comportamiento inmunitario.

• Grupo I: Inmunidad deficiente en aquellos niños o adultos que pasan de una infección banal a otra, concerniente sobre todo a las vías respiratorias superiores y las vías urinarias (rinitis, faringitis, sinusitis, anginas, bronquitis, cistitis reincidentes).

• Grupo II: Inmunidad exuberante en las personas afectadas por alergias y disturbios reumáticos.

• Grupo III: Inmunidad desviada o perversa en los fenómenos tumorales benignos que luego se convierten en malignos.

• Grupo IV: Inmunidad aberrante en las enfermedades autoinmunes, allí donde el tejido en el cual se ha fijado una toxina o un virus, es considerado extraño al organismo y destinado a la destrucción (esclerosis múltiple, esclerodermia, lupus renal, lupus cerebral, miopatías, algunas formas de diabetes, etc.).

• Grupo V: Inmunidad perdida o SIDA.

Para cada una de estas enfermedades la medicina oficial hace uso de fármacos paliativos: antibióticos que resuelven el problema infeccioso pero no preservan de eventuales recaídas; antihistamínicos que aportan un alivio al alérgico pero no lo curan; antiinflamatorios que obstaculizan la producción de PGE 2 y alivian momentáneamente el sufrimiento del enfermo reumático; antimicóticos que temporáneamente frenan la reproducción de las células malignas del tumor; inmunosupresores en parte antimicóticos que tratan de atenuar la virulencia de las enfermedades auto-inmunes; cortisonas usadas cuando los demás fármacos no hacen efecto.

DESPRECIO DE LA CIENCIA POR LOS FENÓMENOS VITALES NO MENSURABLES

La medicina oficial, que se autodefine científica, admite como verdadero y demostrado solo aquello que es mensurable, cuantificable y entrante en una "estadística". Pero los fenómenos vitales de los cuales se ocupa, no siempre pueden ser encuadrados. Algunos de ellos no son ni mensurables, ni cuantificables y por tanto escapan a su control. Y no por eso dejan de existir. Vemos entonces que se trata de una ciencia incompleta, que presenta graves lagunas que deben ser colmadas.

Cuando apareció el hombre, un poder, que podemos llamar Dios o Naturaleza, dotó a la Tierra de todo la que era indispensable a su vida y su salud. Si así no hubiera sido, nosotros no podríamos existir. Y en cambio vivimos. Si todos los alimentos necesarios a nuestra salud están presentes pero nosotros estamos enfermos, esto quiere decir que los estamos usando en modo equivocado.

Recorriendo la historia de nuestra sociedad industrial y las modificaciones que ella ha aportado a su modo de alimentarse, hemos evidenciado un error macroscópico: la preponderancia acordada a las sustancias grasas industriales, sólidas o líquidas, artificiales e inertes. Se trata de sustancias grasas que no pueden reparar las células ahora ya desgastadas, ni pueden asegurar una estructura y una impermeabilidad normal a los tejidos de nuestro organismo, como ocurre en cambio con las sustancias grasas naturales, nobles o esenciales, de importancia vital para cada uno de nosotros.

Desde el momento en que la normal impermeabilidad de los tejidos se ha perdido, se ha abierto la puerta a los ataques tóxico-infecciosos o de naturaleza alérgica. Las defensas inmunitarias han sido desbaratadas y el equilibrio inmunitario se ha roto. Pero, como hemos ya visto, existe una sola sustancia (el ácido cis-cis-linoleico o vitamina F) que, asegurando la justa impermeabilidad de las membranas celulares y sobre todo de aquellas del revestimiento intestinal, constituye la materia prima de la cual el organismo sintetiza la prostaglandina de paz o PGE 1.

La eliminación de los factores de disturbio, o sea de las sustancias grasas industriales, y su sustitución con aceites ricos de vitamina F (biológicamente activos por ser prensados en frío) pueden reestablecer la impermeabilidad normal de los tejidos y por ende la correcta producción de PGE 1. En este modo se viene a reestablecer un equilibrio inmunitario normal, independientemente del modo en el cual se expresa la alteración de ese mismo equilibrio. Y es esto lo que yo misma he observado en mis pacientes. Naturalmente esta reintegración ocurre más velozmente en ausencia de cualquier tipo de sustancia grasa, que aumentaría la necesidad de vitamina F y también entonces su estado de carencia.

INMUNIDAD ABERRANTE: ESCLEROSIS MÚLTIPLE

Un tejido que haya fijado una toxina o un virus es por lo tanto considerado extraño al organismo y debe ser eliminado. En el caso de la esclerosis múltiple o a placas. Se trata de una enfermedad autoinmune en la cual el tejido puesto en la mira es la vaina aislante de mielina de las fibras nerviosas. Es una afección en continua expansión que incumbe sobre la actual sociedad industrializada y ataca a un número siempre mayor de personas, incluso entre los jóvenes.

Este tipo de enfermedad, en relación directa con nuestra alimentación forzadamente desvitalizada, se corrige restableciendo una alimentación sana que cancela cualquier forma de disturbio de la digestión, generadora de factores tóxicos. Tomada al inicio, antes que se verifiquen lesiones devastadoras, o sea en los primeros 2 o 3 años después del diagnóstico de la enfermedad, la esclerosis a placas puede ser vencida en el 75% de los casos. Naturalmente esta estadística encuentra confirmación en la experiencia y en el control de centenares de casos durante un período de más de veinte años. Si en cambio la enfermedad está en una fase avanzada, se logra estabilizarla y en ciertos casos son posibles mejoramientos extraordinarios. En el libro "La esclerosis a placas no es incurable"he presentado unos cincuenta casos. Propongo seguidamente algunos particularmente significativos.

CASO 39: Mujer, campesina, nacida en 1923. Los primeros síntomas se manifiestan cuando la mujer tiene 38 años, durante las últimas semanas de un embarazo. Los síntomas son: neuritis óptica, disturbios del equilibrio y estado general de debilidad. El uso de cortisona mejora sensiblemente la situación. A los 43 anos la situación empeora y degenera en los dos años siguientes. La visito justo en aquel período. La mujer tiene 45 años, está debilitada y ha perdido el equilibrio. Para poder hacer trabajos en casa debe estar sentada, pues no consigue estar en pie por más de 15 minutos. El estado de la piel es increíblemente seco. Tiene el aspecto de una vieja arrugada de 70 años. El nivel de hierro sérico es solo un cuarto del normal. Mi cura estabiliza progresivamente la enfermedad, activando en un segundo tiempo la lenta pero alentadora recuperación de las funciones perdidas. Hoy la mujer tiene 60 años, conduce una vida absolutamente normal y consigue hacer frente a su trabajo. Gracias al consumo ininterrumpido de aceites ricos de ácidos grados poliinsaturados prensados en frío, su piel es absolutamente normal y luminosa. Resumiendo: en los primeros 7 años (de los 38 a los 45) la mujer siempre empeoró, 15 años después del inicio de mi cura han desaparecido todos los síntomas y ha pasado primero del estadio IV al estadio V y luego a la completa curación, o sea al estadio 0.

CASO 40: Mujer, campesina, nacida en 1934. Se trata de una madre de familia que ve comparecer los primeros síntomas de la enfermedad cuando tiene 31 años. En 7 años tuvo 5 hijos y estos nacimientos tan seguidos, además de los cuidados constantes requeridos por los hijos a menudo enfermos, la han conducido aun estado de postración. Improvisamente pierde la vista en el ojo izquierdo. La suministración de cortisonas se la restablece, pero he aquí que enseguida la mujer sufre de ataques de gran debilidad en coincidencia con los ciclos menstruales, a lo que se agrega una pérdida del equilibrio. De esta situación precaria no consigue salir y en menos de un año es obligada a estar siempre en cama.

La visito por primera vez durante el segundo año de enfermedad, en julio del 66 y 14 meses después se advierte un extraordinario progreso. La normalización de la alimentación ha traído un beneficio a toda la familia, traducible en un estado de salud netamente mejorado. En efecto ninguno de los 5 hijos ha tenido mas caries ni se han enfermado. Dos años y medio de cura han hecho posible la normalización del estado nervioso de la mujer, que desde hace 17 años no ha vuelto a sufrir alteraciones. La paciente pasó del estadio IV al estadio 0, o sea a la completa curación.

CASO 41: Mujer, secretaria, nacida en 1926. La enfermedad se manifiesta a los 25 años bajo forma de molestias en la vista y pérdida de equilibrio. Los síntomas desaparecen en 3 meses. Otros 3 meses después tiene una grave recaída y no puede volver al trabajo por un año. Por 2 años la paciente sigue una alimentación a base de alimentos crudos, según el método Evers. Consigue ponerse en pie, pero como se trata de una dieta difícil de seguir, cada tanto la interrumpe y enseguida tiene recaídas. La enfermedad empeora gradualmente hasta los 31 años. La visito por primera vez durante el segundo año de enfermedad, en el 57. La alimentación que le aconsejo es balanceada y mucho mas fácil de seguir y de aceptar que la de Evers. La enfermedad se estabiliza, los disturbios de equilibrio desaparecen y 5 años después el estado nervioso de la paciente es normal. La mujer se casa ya los 38 años tiene un hijo. En el 86, 35 años después del inicio de la enfermedad, conduce una vida profesional totalmente normal y esta curada. Pasó del estadio II/III de la enfermedad al estadio 0. El tiempo de observación duró 29 años.

CASO 42: Mujer, campesina, nacida en 1940. Los primeros síntomas se manifiestan a los 32 años con pérdida de la vista en el ojo derecho y neuritis óptica. La cortisona mejora la condición de la enferma, aunque si persiste un póstumo claramente definitivo. Tres meses después manifiesta una herniparesia, que es parcialmente reducida en 7 meses de internación hospitalaria. Ocho meses después, en julio del 73, la enferma tiene una recaída violenta. Las inyecciones de ACTH no tienen ningún efecto. La visito por primera vez durante el segundo año de enfermedad, en octubre del 73. Después de 3 meses está mejor. Ha recuperado el equilibrio y no se cae más. Luego de 2 años de cura ha quedado solo una pequeña merma de la vista en el ojo derecho, que tiene que ver con el primer ataque de la enfermedad. La mujer está de nuevo en condiciones de trabajar y la curación se confirma en el 86, o sea 13 años después. Pasó del estadio III/IV de la enfermedad al estadio I/0.

CASO 43: Mujer, habitante de Paris, nacida en 1915. Se manifiesta la enfermedad a los 42 años con una neuritis óptica izquierda, seguida 5 años después por una parálisis general y neuritis óptica derecha. Su condición física sufre un notable empeoramiento. La visito en el 65, durante el octavo año de enfermedad. Está rígida, camina con dificultad y presenta falta de equilibrio. No estando en condiciones de bajar las escaleras o de caminar por sus propios medios, debe ser sostenida. Además es víctima de temblores. Veintidós años después vive en modo independiente y se mueve sin ayuda de bastones. Sufre de una forma de artrosis en la columna vertebral, pero su enfermedad nerviosa ha desaparecido. Paso del estadio III/IV de la enfermedad al estadio I/II.

CASO 44: Hombre, empresario, nacido en 1931. A los 24 anos el paciente es atacado por una esclerosis múltiple inmediatamente progresiva, con prognosis indudablemente pesimista. La situación empeora en los 9 años sucesivos y desemboca en una invalidez y una dependencia total. Tiene comprometido el uso de la pierna y del brazo derecho. El enfermo no solo no puede vestirse y lavarse solo, sino que para moverse debe recurrir a la silla de ruedas o a dos bastones. En el 65 intervengo directamente para tratar de explicarle el mecanismo de la enfermedad que .lo ha afectado. El hombre, que tiene 34 años, se da cuenta de todo. Sigue fielmente mi cura y desde entonces cumple continuos progresos. Hoy, a los 55 años se mueve libremente, rengueando apenas, y ha retornado parcialmente su trabajo de empresario. En 21 años no ha tenido ningún empeoramiento de la enfermedad, que al inicio se había demostrado regularmente progresiva. Pasó del estadio V de la enfermedad al estadio 0/I.

CASO 45: Hombre, comerciante, nacido en 1935. Una forma de esclerosis a placas inmediatamente progresiva ataca a este hombre a los 37 años. Un año después las piernas quedan rígidas y tiene dificultad para moverse: se tambalea y tiembla. Por su profesión está obligado a menudo a comer en restaurantes. Curado con el ACTH y con un aporte de vitamina B12 no mejora. Los visito en setiembre del 74 durante el tercer año de enfermedad. Dos meses después del inicio de mí cura se verifica una mejoría que se hace siempre más consistente. En el 86 de la esclerosis a placas quedan los restos, con una cierta dificultad de equilibrio y debilidad en la pierna izquierda, lo cual no le impide caminar en montaña durante 4 horas o de practicar ski de fondo recorriendo de una vez 13 kilómetros. El tiempo de observación del paciente duró 12 años. Paso del estadio III al estadio I.

Este texto pertenece al libro "Salvate il vostro corpo"de la Dra. Catherine Kousmine (Edición 1992 de Tecniche Nuove). La edición original en francés "Sauvez votre corps"es de 1987. Hay una edición española hecha por Editorial Javier Vergara.
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